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El camino de la prosa al verso

 

BÁSICO

Construir nuestro propio proceso en cinco pasos
Desde que hemos empezado el taller, en el apartado dedicado en cada módulo a cómo escribir la letra de la canción, venimos trabajando en prosa, sin pensar todavía en versos, rimas, estrofas, secciones… Todo esto queremos que vaya apareciendo en escena poco a poco. A partir de ahora vamos a empezar a escribir utilizando un proceso consistente en buscar un camino que nos lleve de la prosa al verso. En realidad en esta fase del procedimiento estamos haciendo un trabajo íntimo que no enseñaremos a nadie. Se trata simplemente de apuntes, borradores, esbozos para captar ideas e ir confeccionando un boceto de lo que poco a poco terminará siendo la letra de una canción.

Primer paso: generar ideas
Comenzamos escribiendo, con la técnica de la Escritura Creativa, sobre «ese algo» que nos motiva a empezar una canción. Para entender mejor el proceso vamos a analizar todo el proceso utilizado en la escritura de una canción real, vista desde el momento que surgió la primera idea, la inspiración hasta que se finalizó la letra. Siguiendo paso a paso todo el desarrollo tal como fue sucediendo. El planteamiento  inicial era escribir una canción sobre una relación que había llegado a un punto crítico. Un punto de inflexión en que estaba todo a un centímetro de romperse o de solucionarse. Este es un tema sobre el que seguro que todos hemos escrito o escribiremos algo alguna vez. Por eso lo elegimos, porque nos resultará familiar. Todo empieza a través de lo que en el Módulo 1 llamamos Escritura Creativa. Realmente se trata de hacer un brainstorming durante unos minutos para bucear en nuestro interior lleno de nuestras imágenes, sensaciones, ideas, vivencias, sentimientos… Recuerdos que se acumulan en algún lugar de nuestra mente menos consciente y donde está lo que posiblemente nos hace únicos. Ahí está acumulada nuestra experiencia vital.

En este momento estamos en el proceso creativo. Todavía no tenemos un argumento o guión. Ni siquiera una idea clara de qué es lo que queremos decir. Pero algo nos mueve a ponernos a escribir. Es importante no frenar «ese algo». No adoptar una postura autocrítica. No escribir bajo la responsabilidad de querer hacer una obra maestra. Simplemente dejamos fluir las ideas directamente desde nuestro interior más íntimo al papel, o mejor aún, al procesador de textos. Ya editaremos y corregiremos después. El texto está presentado tal como surgió, sin puntuar ni corregir:

   «a veces pienso que esto se va a romper algún dia, en algubn momento no soy yo el que quiere, es más me gustaria poder arreglarlo todo no perdernos despues de tanto tiempo juntos, depues de todo lo que hemos vivido. pero muchas noches y muchas madrugadas me despierto pensando como seria si un dia te vas y si mi voz te suena cansada y alejada que no nos quedan más sueños por soñar, y ya no creo en nuestro futuro ni en milagros, que ya no soy lo que era para ti me iré sin decir nada. hace poco me dijiste q querias que durmieramos en camas separadas??? sin com partir nuestra almohada – si me despierto con tu nombre entre mis labios. oirte nada más despertar es lo que me da alegria para todo el dia, para olvidar los miedos que me vienen las madrugadas de imnsomnio»

Segundo paso: editar las ideas
Después de unos minutos escribiendo, vamos perdiendo la motivación, sentimos que nos repetimos, las ideas dejan de fluir con facilidad, nos cansamos… Es el momento de parar. Nos hemos saltado las normas gramaticales una vez más y hemos huido del concepto “redacción” para intentar conectar con aquello que se alberga en nuestro subconsciente sin ningún tipo de trabas. Ahora vamos a seleccionar las distintas ideas que nos han aparecido por separado. A esta herramienta la denominamos «versificar». Consiste en editar lo escrito de forma automática e ir seleccionando libremente las frases que más o menos tienen sentido en si mismas. Cada vez que observamos que cambia una idea, una imagen, un pensamiento del texto que acabamos de producir cambiamos al párrafo siguiente. Aprovechamos la ocasión para corregir faltas de ortografía y redactar a nuestro criterio. Este escrito se hizo en 10 minutos aproximadamente. Parece corto al verlo en prosa, tan sólo seis o siete líneas. Pero observemos lo que ocurre al versificarlo: empieza a parecer la letra de una canción:

a veces pienso que esto se va a romper algún día
en algún momento
no soy yo el que quiere
me gustaría poder arreglarlo todo
no perdernos después de tanto tiempo juntos,
muchas noches y muchas madrugadas
si mi voz te suena cansada y alejada
que no nos quedan más sueños por soñar
no creo en nuestro futuro ni en milagros,
que ya no soy lo que era para ti
me iré sin decir nada.
si durmiéramos en camas separadas
sin compartir nuestra almohada
si me despierto con tu nombre entre mis labios
oírte nada más despertar
olvidar los miedos que me vienen
las madrugadas de insomnio

Tercer paso: versificar
Colocando las frases una bajo la otra teniendo en cuenta que cada párrafo tenga sentido propio en si mismo, podemos observar que nuestro escrito empieza a parecer un poema o la letra de una canción. Insistiendo en lo que ya hemos comentado, para muchos de nosotros aquí radica uno de los problemas del estancamiento: estamos acostumbrados a escribir en prosa y cuando intentamos hacerlo en verso los problemas se multiplican debido a que tenemos que pensar no sólo en lo que estamos intentando decir sino también en contar el número de sílabas, los acentos, las rimas… Demasiado lío para tenerlo todo presente a la vez y que salga perfecto. Sin embargo poco a poco iremos aprendiendo a extraer frases que serán las que formen los distintos versos de cada sección (estrofa, estribillo, puentes…) y a adaptarlos con respecto a las exigencias formales que hayamos decido desarrollar en una determinada canción. Esta fase de la letra podemos considerarla como de “pre-canción”. De momento observa como de una forma totalmente accidental, han aparecido varias rimas de forma involuntaria, que vamos marcando en negrita. En nuestro idioma es lógico que la rima se produzca con bastante frecuencia ya que sólo tenemos cinco vocales. La importancia que tiene la rima, recordamos de nuevo, es que ayuda al oyente a entender lo que está pasando en la canción.

Cuarto paso: crear secciones
El siguiente paso en el proceso es juntar frases que creas que tienen relación, aunque todavía se ve todo un poco torpe, y aprovechar si se puede alguna rima para ir poco a poco probando qué esquema de rima nos va a venir mejor según los resultados que vayamos obteniendo. Posteriormente los temas, imágenes, sensaciones, sentimientos en los que queramos profundizar los tratamos de nuevo con el mismo proceso que estamos siguiendo para ahondar sobre ellos y encontrar nuevas ideas que añadir a las secciones de nuestra letra.

si algún día me despierto
con tu nombre entre mis labios
y ya no creo en nuestro futuro
ni tampoco en los milagros
si mi voz te suena cansada y alejada

si algún día me despierto
sin compartir nuestra almohada
si no quedan más sueños por soñar
durmiendo en camas separadas
me iré sin decir nada

Quinto paso: completar secciones, pasar a definitivo y completar las secciones
Ya tenemos el borrador de dos posibles estrofas y alguna idea de cómo hacer el esquema de rima que nos resulte más interesante. Y en este caso además ha ocurrido algo que puede ser importante para el futuro de la canción, La última línea «me iré sin decir nada» tiene entidad y fuerza para convertirse en un posible estribillo y/o en el título de nuestra canción. Veamos a continuación los versos, una vez realizado todo el proceso, tal como quedaron en la canción definitiva:

Si tus días no despiertan
Con mi nombre entre tus labios
Si el recuerdo se ha callado
Y el futuro es un milagro
Si tu voz me suena ya
Tan cansada y alejada

Si el legado del pasado
Ya no habita en mi almohada
Si no hay sueños por soñar
Y tu ayer ya no es mañana
Me iré sin decir nada

   Este último paso del proceso lo podemos realizar de varias formas distintas dependiendo de si estamos trabajando sólo en la letra, si estamos escribiendo la letra sobre una melodía escrita previamente, o bien estamos creando la melodía a la vez que la letra, como sucedió en el caso real cuando escribimos esta canción que nos ha servido de ejemplo. Tendremos que ceñirnos con más o  menos complicaciones a encajar la letra con la melodía teniendo en cuenta lo que vimos en el módulo anterior: acentos gramaticales y musicales, número de sílabas y el esquema de la rima.

Todavía nos queda por dar un paso muy importante que no lo completaremos hasta que tengamos muy avanzada la melodía: ver si nos interesa dejar completa o incompleta cada sección según queramos conseguir secciones en equilibrio o desequilibrio como veremos en los siguientes módulos cuando empecemos a ensamblar todas las secciones de la canción.

   Para profundizar más en este importante paso de nuestro proceso os remitimos a las ideas que nos dejaron los autores que colaboran con nuestro Taller:

Prácticas Letra Básico Módulo 4

  • Práctica 1
       Elige uno de los textos en prosa que hayas escrito en los módulos anteriores y versifícalo extrayendo las frases que creas que contienen contenido importante para desarrollar la idea principal. Señala todas las rimas que se hayan producido en el texto.
  • Práctica 2
        Extrae cuatro frases para crear una sección de cuatro versos (líneas) con el esquema de rima que prefieras.
  • Práctica 3
       Mide las sílabas de las cuatro frases.

 

AVANZADO

 

ENTREVISTAS Y MASTERCLASSES CON NUESTROS AUTORES FAVORITOS

Juan Mari Montes analiza de dónde nace su inspiración para escribir una letra

 Marwan nos dejó, en su visita al Taller, interesantes reflexiones sobre un montón de formas de componer que ha experimentado en su propio proceso después de una conversación con Jorge Drexler donde le cuenta algunas ideas de Sabina que le hicieron cambiar su método de trabajo

Manuel Aguilar y Javier Ruibal nos propusieron un interesante debate para ayudarnos entre dos formas de escribir la letra de una canción:

   ¿Palabras musicadas o músicas apalabradas?”

 

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