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Escribir desde los sentidos

 

Dar vida y un nuevo enfoque a lo que escribimos

Una vez perdido el miedo al papel en blanco, sin olvidar que nuestro fin es desarrollar el hábito y sentirnos a gusto escribiendo, vamos dar varios pasos en dirección a empezar a darle vida a lo que escribimos.

Básico

Se trata ahora de retomar algún objeto cotidiano de los que elegimos para la práctica anterior y escribir lo primero que se nos ocurra sobre él, pero involucrando a nuestros cinco sentidos: vista, oído, olfato, gusto, tacto. Añadiendo además las impresiones que nos aporta nuestro sentido de la cinestesia, es decir, la percepción del equilibrio y de la posición de las partes del cuerpo, tales como la sensación de movimiento, velocidad, sentido del equilibrio. También vamos a tener en cuenta las percepciones interiores de nuestro organismo como la sensación de vértigo, náusea, “pelos de punta”, mareo… y los movimientos involuntarios interiores de nuestro cuerpo como el latido del corazón, el pulso, la tensión…

Para empezar, elige de nuevo un objeto para escribir sobre él. Escribe las “palabras sensoriales” «gusto, tacto, vista, oído, olfato, y movimiento» en la parte superior de la página. No pienses demasiado antes de empezar, sino simplemente deja que las palabras fluyan. Recuerda que ahora estamos en el proceso creativo, buscando ideas. No pretendemos escribir un relato o una redacción. Si tu mente parece quedarse en blanco, recuerda las palabras sensoriales en la parte superior de la página y sumérgete de nuevo en la “escritura creativa”.

Generalmente al escribir utilizamos un punto de vista muy visual, como si estuviéramos viendo una película: miramos a nuestro alrededor y narramos lo que vemos. Esto nos ocurre en gran medida debido al gran número de vídeos, películas, documentales, anuncios, telediarios, series, revistas, páginas web, “playstations”, tablets, smartphones… que hay en nuestra vida cotidiana. En general tendemos a pensar viendo imágenes como si una película se estuviera proyectando en nuestra mente. La vista es nuestro principal interlocutor en este tipo de medios y en segundo plano el oído. Pero, ¿qué ocurre con el olfato, el tacto y el gusto? Ciertamente los tenemos algo olvidados cuando nos ponemos a escribir, y esto va en detrimento de las sensaciones que nos pueden aportar los demás sentidos, e incluso nuestro sentir interior y el movimiento de nuestro cuerpo. Es por esto que aconsejamos poner en lo alto de la página en la que vamos a escribir un listado de todos los sentidos para tenerlos presentes y utilizarlos como fuente de inspiración.

        OÍDO – GUSTO – OLFATO – TACTO – VISTA – MOVIMIENTO INTERNO – RESPUESTA CORPORAL

O bien quizá nos lleve más a la acción expresarlo con verbos:

        OÍR – TOCAR – VER – OLER – SABOREAR – SENTIR EXTERIOR E INTERIORMENTE

Cuando escribimos con nuestros sentidos, intentamos “pintar” una imagen para el oyente. De esta forma en lugar de contarle al oyente cómo nos sentimos, se lo mostramos. Queremos que el oyente «viva» la experiencia, en lugar de estar simplemente escuchando como el cantante cuenta sus experiencias.

Práctica 2.1 –

Escucha alguna de las canciones que elegiste para analizar en las prácticas del Módulo 1. Prueba si puedes identificar el lenguaje sensorial en la letra. Busca líneas en las que aparezcan referencias a los sentidos (gusto, tacto, vista, sonido, olor, y movimiento) y publica en el BLOG de Prácticas del Módulo 2 al menos un ejemplo de canción señalando las líneas donde aparecen. Indícanos el nombre de la canción, autor e intérprete y, a ser posible, el enlace a YouTube, Spotify, Apple Music… o similar para que pueda ser escuchado por los compañeros de taller.

Una buena idea

Si necesitas ampliar tus prácticas hasta adquirir la soltura que creas conveniente escribiendo sobre un objeto, prueba también a hacerlo sobre un lugar, una situación y un sentimiento o emoción.  

Literatura, poesía y letras de canciones

Las letras de las canciones se diferencian de la narrativa y de la poesía en que tienen que cumplir con un esquema impuesto por la forma musical de la canción y están obligadas a repetir los ritmos y los esquemas de la rima, así como la letra de determinadas secciones, como es el caso del estribillo (chorus) y el remate (refrain). A veces, estos ritmos y esquemas de la rima nos surgen con facilidad y los escribimos de forma natural, por lo que no tenemos que hacer ningún tipo de trabajo posterior de edición para darle la forma adecuada. Pero, en general, la inspiración no nos lleva a la redacción de toda la letra. Lo habitual suele ser que nos de la idea inicial y el resto tengamos que trabajarlo posteriormente utilizando herramientas y técnicas adecuadas como veremos más adelante en los apartados dedicados a la métrica y la rima.

Mientras tanto, seguimos practicando la escritura en prosa, y aprovechamos para iniciar el estudio de la forma de las canciones. En breve van a empezar a aparecer la terminología utilizada habitualmente en la música popular: estrofa, estribillo, puente… También denominadas, en países de nuestro entorno de habla española, como verso, coro, puente… y en inglés verse, chorus, bridge. La idea ahora es unificar conceptos para que todos tengamos claro a lo que nos referimos cuando hablamos de las distintas secciones de una canción. La terminología que vamos a utilizar creemos que es la más común, pero en ocasiones hay diferencias.

La forma de la canción 

La mayoría de las canciones que escuchamos tienen una estructura sencilla de definir y que resulta familiar a nuestra audiencia. Es lo que denominamos la forma de la canción. Es importante comprender que la forma ayuda al oyente a saber en qué parte de la canción se encuentra y cual es el mensaje principal que queremos transmitirle. Además nos permite manejar la dirección de la canción hacia momentos de relax o tensión tanto en la letra como en la melodía y la armonía.

La organización del conjunto de motivos y frases de las que se compone una canción puede hacerse de maneras diversas, aunque existen algunas más frecuentes, dependiendo de los distintos estilos. Cada uno tiene, en cuanto a la forma, características definitorias. Veamos algunas de las que nosotros consideramos más usuales:

La forma estrofa-estribillo

Se trata de una de las estructuras más sencillas:

l ESTROFA l ESTRIBILLO l ESTROFA l ESTRIBILLO l 

Para empezar la canción generalmente utilizamos una introducción que se suele denominar INTRO y para acabar a menudo utilizamos un final que se denomina OUTRO, quedando la estructura de la siguiente forma:

l  INTRO  l  ESTROFA  l  ESTRIBILLO  l  ESTROFA  l  ESTRIBILLO  l  OUTRO  l

Muchas veces las canciones tienen dos estrofas antes del primer estribillo:

l  ESTROFA 1   l  ESTROFA 2  l  ESTRIBILLO  l  ESTROFA 3  l ESTRIBILLO  l

Con frecuencia la canción tiene una sección que ayuda a conectar la estrofa con el estribillo, que se denomina pre-estribillo, aunque suele ser frecuente también denominada como “puente del estribillo”:

l  ESTROFA  l  PRE-ESTRIBILLO  l  ESTRIBILLO  l  ESTROFA  l  PRE-ESTRIBILLO  l  ESTRIBILLO  l

También es habitual utilizar un puente al final del segundo estribillo que se suele tener la finalidad de “refrescar” la armonía y/o la melodía así como introducir algún elemento narrativo necesario en la letra, quedando la estructura de esta manera:

l  ESTROFA  l  ESTRIBILLO  l  ESTROFA  l  ESTRIBILLO  l  PUENTE  l   ESTRIBILLO  l

En la forma de canción estrofa-estribillo la segunda estrofa así como el pre-estribillo y el puente son opcionales. Como habremos podido comprobar, cuando hemos escrito alguna canción, es el desarrollo de la canción el que realmente nos pide la utilización de estos elementos dentro de la estructura que vamos creando. En ocasiones sentimos que necesitamos introducir alguna de estas secciones para que nuestras ideas se puedan realizar. Estas estructuras no son obligatorias y podemos sentir que la canción nos pide dos estrofas después del estribillo, o que vemos que es mejor volver al pre-estribillo después del estribillo.

La forma de la canción depende de cómo el compositor siente que su mensaje se expresa de la mejor manera. Aunque la forma varía, las secciones más básicas de la mayoría de las canciones son la estrofa y el estribillo.

La forma AABA

Otra forma de canción muy comúnmente utilizada es la denominada AABA o estrofa-remate (verse-refrain). Se trata de un tipo de canción en la que la acción del estribillo es sustituida por una palabra o frase que resume el mensaje de la canción y a menudo coincide con el título. Debido a que nos estamos refiriendo a formas musicales en este apartado, y para dar una mayor variedad a los contenidos del taller, vamos a salirnos de nuestro disco de referencia “Enemigos Íntimos” para ver también ejemplos de formas de canción en autores internacionales.

Un buen ejemplo de esta forma AABA lo podemos observar en la canción de Eric Clapton “Tears In Heaven”

En este tipo de forma de canción “A” representa la sección de la estrofa y “B” la sección que contrasta con la estrofa, que a menudo se le suele llamar también puente y si se repite más de una vez puente-estribillo. El remate también puede estar antes de la estrofa, no sólamente al final de ésta. Un ejemplo de esta forma es “Yesterday” de The Beatles

Otras formas de canción

Otras canciones utilizan el título varias veces tanto en la sección de la estrofa como en la del estribillo. Es una buena forma de asegurarse que la letra de toda la canción apoya el título y está enfocada hacia él, como podemos ver en estas canciones de Carole King “You’ve Got A Friend live” y John Mayer “Gravity”

También hay canciones que sólo tienen una sección que se repite varias veces sin que haya estribillo ni remate, como podemos analizar en la canción “Piano Man” de Billy Joel -y que hizo popular en español Ana Belén en su versión «El hombre del piano»- y en las canciones “No puedo vivir sin ti” de Coque Malla, o “Paloma” de Andrés Calamaro

Lógicamente existen muchas más formas musicales en lo que a la canción se refiere, pero no es el objetivo de este taller ampliar más esta temática.

 

AVANZADO

HERRAMIENTAS DE EDICIÓN

Según va llegando el momento de centrarnos en la idea de la canción que queremos escribir, una vez realizados los ejercicios de escritura creativa que creamos necesarios para generar ideas, empieza la segunda etapa a la que hacíamos referencia al principio del Módulo 1: la de editar lo escrito. Lo primero, como ya habremos supuesto, es limpiar nuestros textos de faltas de ortografía, redactarlo de forma correcta y, por supuesto, desechar todo lo que no nos valga o convenza, o mejor aún, guardarlo para futuras canciones. Pero hay otros muchos aspectos a tener en cuenta y que consideramos importante acostumbrarnos a considerar desde el momento de empezar el primer borrador. Alguno ya lo hemos adelantado, pero también lo incluimos para tener un imagen completa de hasta dónde pensamos que llega este concepto de la edición.

Limpiar lo escrito. 

Obtener un primer borrador de nuestra letra puede llevarnos tiempo, sobre todo si nos gusta tener todo perfecto antes de escribirlo. Los ejercicios que estamos haciendo en estos dos primeros módulos del taller nos van aportando ideas, sin preocuparnos todavía de si están escritos en perfectas condiciones para pasarlos a la letra definitiva o no, pero nos proporcionan una serie de ventajas. Una de ellas es que podemos escribir más rápido y evitar bloqueos, y permanecer más objetivos como lo hacemos nosotros. Pero necesitamos asegurarnos de que todo quede claro para el momento en el que el oyente escuche nuestra canción. Es decir, necesitamos limpiar los primeros escritos y dejar aquellas ideas que creamos que pueden funcionar para un primer borrador. Estas son algunas ideas que pueden ayudarnos a limpiar una letra escrita utilizando las técnicas de “escritura creativa” y de paso comprobar si la letra es tan fácil de entender para el oyente como lo es para nosotros.

Escribir como hablamos 

Cuando hablamos, usamos frases completas. Utilizamos el mismo tiempo verbal cuando contamos una historia a alguien, sin andar cambiando el presente por el pasado y el futuro. Mantenemos las personas, cosas o animales que intervienen, lo que hace que los pronombres sean entendidos por nuestro interlocutor. Así mismo no utilizamos palabras “rimbombantes” ajenas a nuestro vocabulario natural, o excesivamente “soeces” pues esto resultaría extraño a quien nos escucha y daría una imagen tergiversada de nuestra forma de ser, con el peligro de transmitir una imagen cursi, cargante, repipi, hortera, chabacana, presuntuosa, ridícula, ostentosa… que no tiene que ver con nosotros y que, esto es lo peor, haría que al oyente no le resultara creíble nuestra letra, porque de alguna manera, siente que no va con el cantante lo que está contando la canción.

Una buena manera de asegurarnos de que la letra es conversacional es leerla en voz alta. De esta forma también podremos percibir mejor su ritmo y musicalidad, aunque esto lo trabajaremos más a fondo en los siguientes módulos, cuando entremos de lleno en la métrica. Si no lo tenemos claro y no nos convence plenamente lo que estamos escribiendo lo mejor es que dejemos la letra en cuarentena durante unos días y luego volvamos a ella. Suele ocurrir, en esta fase aquello de que “los árboles no nos dejan ver el bosque”, debido al cansancio que nos produce un exceso de tiempo volcados en la misma idea. Es normal perder la perspectiva y el tiempo suele ser un buen aliado para volver a encontrar el camino correcto o una nueva dirección a seguir que nos convenza y le de un posible nuevo giro a la idea inicial. 

Si sentimos que alguna parte se nos hace difícil de leer o de pronunciar, también tenemos que comprobar su carácter conversacional asegurándonos de que los pronombres (yo, tú, él, ella, ellos, nosotros, ustedes) están claros, el tiempo verbal no cambia (pasado, presente, futuro) y que verificar que nuestras frases no están incompletas o mal construidas, más adelante dedicaremos un capítulo importante a reflexionar en la construcción de la frase y herramientas que nos ayuden a comprender y avanzar en este sentido.

Escribir sobre lo que sabemos

La inspiración es impredecible, quizá nos haya pasado alguna vez que, nos ponemos a escribir una canción, y las ideas no aparecen con la suficiente fluidez. O incluso nada de lo que se nos ocurre nos convence. En estos casos podemos recurrir a escribir sobre temas que conocemos a fondo, sobre lo que nos interesa o preocupa de verdad, puede ayudar a motivarnos, a sentir la necesidad de escribir más a menudo y dedicarle más tiempo. Cuanto más escribamos sobre lo que realmente nos importa, más interesantes pueden llegar a ser las ideas a desarrollar en nuestras canciones. Puede ser tentador, tratar de escribir imitando a nuestros autores favoritos, pero es fácil que caigamos en “lugares comunes” y en repetir lo que ya está demasiado dicho o usado. Cada autor es único, y sus canciones serán únicas también siempre y cuando lleven un reflejo de nuestra singularidad en ellas. Si queremos conseguir una propia voz como letristas, es necesario que abramos la puerta a nuestros sentimientos, emociones y pensamientos más íntimos y que no caigamos en el error de comparar nuestras ideas con las de otros autores que pueden tener diferentes opiniones, emociones, sentimientos y, por lo tanto, transmitir mensajes ajenos a nuestra forma de ser. Como dice el adagio, “no hay nada nuevo bajo el sol” y esto en el arte no es diferente. Aunque, por cierto, sí que es una frase gastada por su uso y por lo tanto poco original,lo que denominamos un “lugar común”, sirva como ejemplo para evitarlo. La mayoría de las disciplinas artísticas repiten los mismos mensajes una y otra vez. Lo que distingue a un autor de los demás es cómo él lo transmite desde su punto de vista original y personal, y esto es algo que sale de la perspectiva única del artista.

Centrarnos en lo que queremos contar

En muchas ocasiones, en los talleres, encontramos autores que nos comentan que se bloquean a  la hora de pensar qué es lo que quieren contar, es decir, decidir sobre qué escribir una canción. El típico «no me sale nada».

Pero el simple hecho de estar vivos implica que tenemos algo que decir, algo que contar, algo que compartir con nuestros oyentes, al igual que lo compartimos con nuestros amigos, conocidos, parejas, padres, hijos… Es posible que todavía no seamos conscientes de ello, pero la forma en la que cada autor ve el mundo que le rodea es única por ser quien es. Desde que nacemos las vivencias y las experiencias que hemos tenido, tanto positivas como negativas se combinan y acumulan para crear la riqueza de lo que somos, ahora mismo en este momento. Esto es lo que nos hace únicos, distintos del resto de los seres que nos rodean y en ello puede estar también otro de los elementos de nuestra voz personal como escritores: nuestra propia visión del mundo que nos rodea. Cuando escribimos las letras tenemos que ser conscientes de que hay dos partes que estamos conectando: el escritor con lo que está contando y el oyente que le escuchará posteriormente.

En primer lugar, como escritores, necesitamos aprender a escucharnos y sentir lo que es importante para nosotros. Podemos intentar llegar a ello, como estamos trabajando en el taller, a través de escribir nuestros pensamientos y sentimientos interiores. Escribirlos de forma libre es lo que hacemos cuando nos sentimos inspirados. A través de estos ejercicios de escritura (brainstorming, escritura automática…), estamos aprendiendo a invitar a la inspiración cuando no vienen las musas a buscarnos.

En segundo lugar, tenemos que ser capaces de comunicar estos pensamientos y sentimientos de manera que nuestra audiencia pueda entenderlos. En esta parte es donde las herramientas de escritura y composición entran en juego. A veces necesitamos “salirnos” fuera de la canción y mirarla desde la perspectiva del punto de vista de nuestros oyentes. Eso es lo que llamamos en el taller “ser el observador”. Vamos a ver varias herramientas para convertirnos en el observador, de modo que cuando escribimos, podamos sentir y hacernos comprender mejor.

Capturar el Momento

Cuando intentamos escribir desde nuestra propia voz y utilizando el “lenguaje sensorial” que hemos visto al principio de este módulo, es crucial tratar de capturar un momento único, en lugar de intentar hacerlo abarcando un amplio espacio de tiempo. En vez de tratar de contar un montón de historias, centrarnos en tratar de describir en detalle, un solo momento, algo que sea fundamental y de gran alcance, significación, importancia, trascendencia, envergadura, resonancia, proyección, repercusión, magnitud…. Imaginemos que solo tenemos un par de minutos para contar la historia de algo importante que nos ha pasado: debemos dinero al banco, un hecho social de relevancia que nos afecta, hemos perdido el móvil, estamos empezado o terminado una relación sentimental… En un corto espacio de tiempo, tenemos la necesidad de resumir una gran cantidad de acontecimientos. Posiblemente no nos llegue para describir con precisión cómo nos sentimos, y entrar en detalle sobre la intensidad de la situación. Pero en cambio, ¿cómo cambiaría la cosa si tuviéramos cinco minutos para hablar de esta misma situación? Ahora sí podríamos entrar en detalles, dejándonos llevar a través de algunos momentos significativos que nos hicieron sentir preocupados, alegres o indignados. En las canciones, no tenemos mucho tiempo para hacer que el oyente crea que nuestro momento era de gran importancia. Pero contamos con la fuerza de nuestros sentidos para tomar una foto del momento más importante, y volver a crearlo para el oyente para que pueda verlo, escucharlo, tocarlo, saborearlo, olerlo, y experimentarlo por sí mismo.

Una idea interesante 

En el módulo 1 resaltamos una serie de puntos que convendría tener en cuenta cuando nos viene una idea a la cabeza -la inspiración que puede surgir en cualquier momento- que queremos convertir en la letra de una canción. Como recordaremos el primero de ellos es que nuestra idea sea interesante, original y genuina. Ahora es el momento, desde la perspectiva de que estamos trabajando en la construcción de nuestro proceso creativo, de desarrollar este punto, ya que estamos avanzando en el borrador de la letra de nuestra canción. Dejarlo para más tarde podría derivar en errores difíciles de subsanar y que incluso pueden pasarnos desapercibidos y trabajarlos desde el borrador creemos que es la mejor opción. Estos son los punto importantes a controlar:

  • Nuestra idea tiene que ser lo suficientemente interesante como para escribir sobre ella y ponerle música.
  • La idea de nuestra letra tiene que estar construida sobre personas creíbles en situaciones reconocibles.
  • También es fundamental que exprese una actitud o emoción que pueda ser recibida con claridad por el oyente, por lo que debemos asegurarnos de que solo es una y siempre la misma, para evitar confundirle.
  • Es importante que exprese una emoción universal, algo así como que sea capaz de pasar de lo particular a lo universal para que cualquier oyente se pueda ver reflejado o interesado por nuestra canción.
  • Tener una trama incorporada, es decir, que pase algo, que no quede en lo anodino o puramente anecdótico.

La idea central en la que basamos estos puntos es la de intentar conseguir que una amplia audiencia se interese por nuestra canción y quiera escucharla una y otra vez

Aunque, como vemos en ocasiones, también es posible que en determinadas circunstancias decidamos escribir de forma más íntima, escribir para nosotros lo que podríamos definir como letras terapéuticas, sin importarnos lo que pueda pensar quien nos escuche. Y, como ya comentamos también en el módulo anterior, tengamos en cuenta, y el debido respeto, a aquellos autores para los que la letra es simplemente una mera excusa para desarrollar una melodía. Por todo esto es posible que no todas las ideas que tengamos para escribir una letra cumplan estos criterios de selección. En nuestras manos queda decidir qué tipo de letristas queremos llegar a ser y qué canciones queremos escribir.

Determinar La estructura

¿Cuál de los 5 patrones principales de la canción se adapta mejor a lo que queremos contar? Tomar esta decisión en los momentos iniciales puede ser una gran ayuda para enfocarnos mejor y saber qué elementos necesitaremos, de todo el material que estamos consiguiendo de nuestros ejercicios de escritura creativa. Si vamos a contar una historia tendremos que pensar en su desarrollo, personajes, situaciones, espacio de tiempo, escenario… Si se trata de una “lista de la compra” conseguir buenas imágenes, metáforas, un idea central que nos ayude a darle forma a la estructura… Si vamos a trabajar desde el punto de vista emocional quizá decidamos un material con un halo poético más mercado…

Definir la idea.  

Para aclarar los puntos que acabamos de plantear tenemos que empezar a darle vueltas al guion y a las posibles tramas que sugiere la idea que nos mueve a escribir la canción. Es decir, necesitamos aclarar nuestra idea

Una herramienta a poner en práctica, antes incluso de comenzar a escribir, es la de intentar imaginar la escena en la que se desarrollará en un futuro la canción cuando esté terminada. Esta triple pregunta en una es fundamental que nos la podamos responder a nosotros mismos (un “tres en uno” podríamos llamar a este punto del proceso):

¿Quién está cantando la canción, a quién se la está cantando y por qué se la canta? 

Cuanto más enfocado estemos en los detalles de la trama antes de empezar a escribir, más coherente serán nuestros primeros borradores. Estas son las decisiones clave para darle una solución a los cuatro puntos que vimos de la trama:  

  • Punto de vista 
  • Voz: pensando, hablando 
  • Tiempo: presente, pasado, futuro o tiempo que cambia
  • Escenario: un lugar en particular, ninguno en concreto, un “aquí “ indefinido, escenas que cambian, un viaje…

Seleccionar el punto de vista 

¿Pondrás tu letra en primera persona con énfasis en el «yo»? ¿En segunda persona con énfasis en «tú»? ¿En tercera persona con énfasis en «él», «ella» o «ellos»? 

Elegir el género

¿Nuestro cantante será hombre o mujer? Depende mucho de si la canción la escribimos para cantarla nosotros, se la escribimos a un tercero, somos autores componentes de un grupo pero la canta alguien distinto a nosotros… Elegir el género del cantante nos ayuda a dar una mayor definición a la letra. Importante, insistimos, que decidamos antes de escribir. Y por supuesto, también hay ocasiones en las que la letra puede funcionar para cualquier género. 

Decidir la voz

 ¿El cantante estará pensando a la manera de un monólogo consigo mismo o hablando a la manera de un diálogo? Una letra puede ser una conversación con alguien que está presente. En la mayoría de las canciones tenemos que decidir la voz y mantenerla hasta el final. Si lo analizamos cuando escuchamos las canciones, el cantante suele estar en cualquiera de estas cuatro situaciones: 

  • Solo y pensando
  • Con alguien y pensando
  • Dirigiéndose a una persona, lugar o cosa ausente
  • Dirigiéndose al «tú» colectivo

Definir el periodo de tiempo en el que transcurre la trama

 Tenemos que tener claro la idea de en qué momento está transcurriendo la acción y tomar la decisión y mantenerla . Generalmente también vemos que la en la mayoría de las canciones que escuchamos la acción puede estar ocurriendo en estas situaciones:

  • La acción está ocurriendo ahora (tiempo presente) 
  • La acción ha terminado (tiempo pasado) 
  • La acción está por venir (tiempo futuro)

Establecer la escena 

Tenemos que pensar en qué lugar vamos a situar al cantante pensando o hablando. No es necesario que la letra especifique dónde está pero incluso en ese caso nosotros, el letrista, es importante que sepamos dónde estamos, dónde nos lo estamos imaginando, de manera que podamos percibir si hay un posible cambio de escena para aclarárselo al oyente.

Identificar el tono

Otra de las ideas importantes a tener en cuenta, en este punto del proceso, es saber cuál es la actitud emocional que queremos que tenga nuestro cantante y que el público va a percibir: ¿queremos que suene natural, agradecida, arrepentida, derrotada, fracasada, desafortunada, cómica…? Una vez que tengamos claro el tono que vamos a emplear es imprescindible mantenerlo hasta el final.

La forma de hablar 

Elegir la manera de hablar del cantante va a estar definida por el empleo acertado o desacertado de las palabras y construcciones que utilicemos. La pronunciación, articulación, vocalización, expresión que usamos en la letra tiene que ver con el carácter transmite el personaje, pero lo que debemos tener claro si se trata de alguien amable, atento, respetuoso, afable, educado, inteligente, encantador, agradable, enamorado, apasionado, o por el contrario, pendenciero, hortera, vulgar, agresivo, belicoso, bravucón, camorrista, desafiante, peleón, provocador, ganador, perdedor… En la terminología usada por los guionistas se le suele denominar “la dicción del personaje” y es un detalle importante para transmitir y hacer comprender su carácter. Una vez definido, al igual que en los puntos anteriores, debemos esforzarnos en mantenerlo coherentemente sin cambios, hasta que termine la canción

Ponernos en el centro de la situación y en el lugar de  personaje 

Es importante que nos creamos los personajes y las situaciones que estamos creando. Si lo conseguimos, será más fácil transmitirlo para que también se lo crea nuestra audiencia. Como resumen a todos los puntos que acabamos de exponer, y también para que nos resulte sencillo manejar tanta información que nos podría llegar a incluso a bloquear en alguna ocasiones excesivamente complejas hay un truco del oficio que puede ayudarnos. Consiste simplemente en que hagamos algo similar, guardando las distancias puesto que no tenemos, habitualmente, la preparación necesaria, como hacen los actores cuando están creando un personaje para una futura obra de teatro: creernos el personaje sobre le que estamos escribiendo y las situaciones en las que le metemos en la trama. Si nos resulta creíble a nosotros habremos dado un paso importante para hacerlo transmitir al público.

Práctica 2.2

Pon un ejemplo de tres de las formas de canción que más te gusta utilizar. Indícanos el nombre de cada canción, autor e intérprete y, a ser posible, el enlace a YouTube, Spotify, Apple Music… o similar para que pueda ser escuchado por los compañeros de taller.

ENTREVISTAS Y MASTERCLASSES CON NUESTROS AUTORES FAVORITOS

Escuchemos otro de los consejos que nos dejó Marwan en su visita al Taller en la entrevistas / masterclass que nos ofreció en exclusiva para el taller de la mano de nuestro director Manuel Aguilar, con respecto a los temas que acabamos de ver:

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